domingo, 10 de junio de 2012

Tanto amor en el mainstream

Hombres de Negro 3

Título original: Men in Black 3. Dirección: Barry Sonnenfeld. Guión: Etan Cohen basada en el cómic de Lowell Cunningham. Producción: Walter F. Parkes, Laurie MacDonald. Elenco: Will Smith, Tommy Lee Jones, Josh Brolin, Jemaine Clement, Michael Stuhlbarg, Bill Hader, Alice Eve, David Rasche, Emma Thompson. Duración: 105 Minutos.




"Una visita cada cuarenta años supongo que está bien", dice en un momento un guardiacárcel intergaláctico de Hombres de Negro 3 para referirse a una visita que está teniendo Boris, El Animal (villano principal de esta parte de la saga) después de cuatro décadas de encierro. Esta es la primera alusión a una cuestión temporal que va a hacer esta película, luego vendrán muchas otras: el reloj de J (Will Smith) que representa el único recuerdo que aún guarda de su padre, el extraordinario personaje de Griffin -extraterrestre capaz de ver todos los futuros posibles simultáneamente-, un viaje al pasado que tendrá que hacer J para salvar a K, un momento fúnebre (que es un funeral sino la confirmación de que a una persona se le pasó el tiempo de vida), una reflexión general de la película de como cambiaron las culturas con el correr de las épocas y hasta una conciencia de todo lo que ha pasado de tiempo entre la primera Hombres de Negro y la última. Esto último se da en un momento en el cual J le grita a K que han pasado 15 años para que él desarrollara un sentido del humor. Es importante esa frase porque ahí es donde una toma consciencia total de que pasó una década y media desde la primera Hombres de Negro y que los dos actores son hoy, por ende, una década y media más viejos (algo que se nota especialmente con Jones, que posiblemente nunca estuvo tan arrugado como acá). Si uno recuerda bien la primera parte de esta saga se acordará que ya en ese tiempo K (Jones) se sentía cansado de un trabajo que había hecho durante demasiados años. Incluso en la primera Hombres de Negro se establecía un contraste humorístico entre el rostro neutro de K (quien ya había visto básicamente cualquier cosa y había salvado al mundo varias veces como para sorprenderse o asustarse con algo) y el permanente estado de estupor del novato J (Smith).


 Josh Brolin como la versión joven del agente K en Hombres de Negro, más que una imitiación una mímesis perfecta de la interpretación de Jones.

La segunda parte, en cambio, quería ser más una película de acción y un desfile de efectos especiales generados por ordenador que intentaban generar asombro permanente. Esta tercera entrega, en cambio, es mucho más modesta en su espectacularidad y en su exhibición de presupuesto. De hecho, en algunos aspectos hasta trata de ser lo más austera posible (al menos por tratarse de una superproducción de Hollywood mainstream) y se privilegia el chiste antes que cualquier espectacularidad o mostración del presupuesto. Por ejemplo cuando J viaja a fines de los 60 esa época apenas se representa por dos hippies sentados en un banquito, la mostración de la fábrica de Warhol y la exhibición del despegue del primer viaje a la luna. Por otro lado la película hasta se da el lujo de dejar un asesinato de Boris (un villano que tiene como único poder tirar una suerte de aguijones de sus manos) fuera de campo y hacer que las escenas de acción se resuelvan menos por el lado de la espectacularidad visual que por el lado del chiste y la aplicación del ingenio de sus agentes (notable la forma en la que J vence por ejemplo a Boris).  Una de las escenas donde mejor se muestra esta reticencia a lo espectacular es aquella en la que tiene que representarse una invasión de bogloditas a la Tierra.  Allí Sonenfeld muestra apenas un par de naves espaciales mientras Smith habla tranquilamente en el techo de un edificio con un científico llamado Jeffrey Price (quien además de proveer servicios a extraterrestres vende productos  de electrónica)  sobre como hacer para viajar en el tiempo. Antes de que J y Price se pusieran a hablar de esto ocurre un chiste excelente: se trata del momento en que Will Smith descubre que Boris había viajado en el tiempo gracias a Price porque este último había anotado esto en un inventario de su negocio personal de electrónico. Así es como podemos ver en una agenda y escrito con birome que Jeffrey le vendió a Boris un viaje en el tiempo, poco antes de haberle vendido a otra persona un producto electrónico. Uno podría pensar que esto es parte del humor absurdo del film de Sonenfeld, sin embargo la actitud de ese científico es comprensible dentro del verosímil de la película. Después de todo, estar demasiado tiempo haciendo una cosa con seres extraordinarios, hace que los seres extraordinarios se vuelvan comunes y las actividades excepcionales ordinarias.
Y ahí está, justamente, uno de los “tiempos” más importante de la película, el tiempo que se pasa haciendo una misma cosa hasta que se vuelva totalmente monótona. De ahí que, nuevamente, quizás la alusión al tiempo más importante que tenga la película sea aquella en la que Smith le dice a J que se conocen hace quince años,ahí es donde mejor se muestra que estos personajes hace demasiado tiempo que hacen lo mismo, y que si J está cansado de lo mismo (algo que manifiesta incluso abiertamente) K directamente está harto. Si el trabajo de puesta en escena de Sonenfeld es especialmente noble en su falta de espectacularidad es porque decide privilegiar un tipo de acción que busque menos impactar al espectador que mostrar como la viven sus propios personajes, ya no como una aventura sino como una rutina más.


Boris, el animal. Villano boglodita de MI3

En vez de esto los momentos más importantes de MIB3 parecen tener que ver con los gestos de afecto entre K y J: la escena en la cual J reconoce costumbres del K joven que siguió conservando de viejo (un primer plano lleno de ternura en el que se lo muestra a Smith mirando con cariño a Brolin mientras escucha música texana), la revelación final en la cual J descubre que conocía a J desde pequeño, y el momento en el que Smith le muestra el reloj a J y este último dice con firmeza y cariño "ha sido mi privilegio".
La emoción que sienten esos personajes en esos momentos es mayor que la de cualquier aventura, y el gran mérito de la película es lograr transmitirlo al espectador. Por esto quizás la escena más representativa del espíritu de la película se de en el momento en el cual Griffin describe lo que pasó en un partido de beisbol como el mejor momento de la historia de la humanidad. Se trata de la descripción de un instante específico en los que un montón de factores azarosos se reunieron para dar lugar a una jugada perfecta.
En esos momentos esta MIB3 que juega a contarnos historias de bichos espaciales hace que un suceso humano y real se vuelva más importante y extravagante que cualquier excentricidad por CGI que pueda crearse. Quizás por eso, el mayor logro de esta película es que lo que más termine llamando la atención  no sea ningún efecto digital sino la actuación mimética de Brolin imitando a la perfección al K de Jones. Si el film logra que le prestemos más atención a una actuación que a cualquier explosión, o persecusión, o pelea intergaláctica es porque la película es, ante todo, una declaración de amor a sus personajes y sus gestos y porque detrás de toda la parafernalia tecnológica MIB3 termina siendo un ejemplar que exuda un amor a sus protagonistas de carne y hueso tan infinito como el universo.

1 comentario:

  1. Una buena critica para Hombres de Negro 3 en serio y no solo para pasar el rato, aparte es palomera, muy divertida, la música en los cambios de escena son lo rescatable.

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